miércoles, 16 de febrero de 2011

TIEMPO Y CONOCIMIENTO: ENGRANAJES DEL COMPORTAMIENTO HUMANO


 

Desde tiempos remotos el hombre ha buscado la forma de manejar y tener dominio no sólo sobre los elementos de la naturaleza y las formas de relación social, sino más aún, sobre la dimensión temporal en relación con las actividades que realiza ya sea en forma personal o grupal, con el fin de sacar el mejor provecho en función de sus necesidades. De manera que con las transformaciones de los medios de producción y los intercambios sociales, han ido surgiendo nuevos esquemas y escenarios que a su vez motivan diferentes respuestas ante los estímulos y la dinámica del medio.

Es así, como a lo largo de la historia se observan períodos significativamente marcados por el impacto e influencia de esquemas conceptuales, prácticas económicas e incluso innovaciones en materia de procesos psicológicos como la percepción que modelan la vida de los seres humanos tanto como de las organizaciones sociales. 

En este sentido, ya es historia pasada la imagen del individuo inserto en una dinámica económica que lo concebía como parte de un proceso sistemático, mecánico cuyo fin primordial era la producción de bienes sin considerar los factores de orden social y personal 

En Venezuela, se ha venido modificando la concepción del hombre como parte de una tríada económica conformada por tres elementos fundamentales: trabajo, tierra y capital, donde muy poco tienen cabida los procesos internos del individuo pues los recursos más importantes se consideran básicamente tangibles, expresados en términos de valores. 

Resulta curioso que con el desarrollo de altas tecnologías basadas en conceptos provenientes de la computación, la informática entre otras ciencias fácticas, se produjera una revolución entendida como un conjunto de eventos que propiciaron el desarrollo de productos que rápidamente movilizaron cambios en los medios de producción y de nuevo en las acciones de hombre para continuar con el control del medio a través de la utilización de  máquinas cada día más sofisticadas, en los más diversos campos de la vida, desde la economía hasta la medicina, desde la producción de bienes hasta el aula de clases, desde la fábrica hasta los mismo hogares.

Podría pensarse que con el desarrollo de las computadoras y las redes el hombre ha logrado optimizar las relaciones sociales y medios de producción, más sin embargo la historia no termina allí, sino que en ese sin cesar de innovaciones o quizá a consecuencia de las mismas, hoy en día se presenta un nuevo escenario en el cual la información y la comunicación tienen un papel fundamental, que configura un nuevo orden a lo que se viene sumando el resultado del desarrollo en el ámbito de la digitalización.  

Actualmente las expresiones “sociedad de la información”, o también “sociedad del conocimiento” no son ajenas a los hombres y mujeres que precisamente viven en un mundo globalizado donde el manejo del tiempo y el control sobre el medio se produce a partir del conocimiento, entendido como una fuerza que moviliza la conducta del hombre más allá de los aspectos tangibles, pues está impulsada por una revolución digital que una vez más como ocurrió en otros tiempos, configura una nueva visión y manejo relaciones y del trabajo del hombre. 

Pero lo más importante, es la tendencia hacia un mundo donde priva la capacidad para utilizar la información de una manera eficiente, donde el conocimiento, básicamente intangible, es el sustituto de esos elementos tangibles que una vez fueron considerados como el capital más importante.

Lo anterior permite reflexionar en torno a la importancia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el ámbito educativo, pues éste es un pilar fundamental en la vida de la sociedad y en el desarrollo de las aptitudes individuales para hacer frente a los cambios del medio, pero esta vez lo relevante es el manejo de escenarios digitales donde el tiempo y el conocimiento siguen engranándose de manera armónica.

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